Muchos padres muestran su preocupación por las nuevas tecnologías, temiendo que pasar tantas horas delante de una pantalla pueda afectar al desempeño académico de sus hijos. Sin embargo, la realidad es que las tecnologías domésticas pueden ser un buen aliado para el estudio de los pequeños y los no tan pequeños.

Ordenadores en miniatura para los más pequeños

Por ejemplo, la aparición de las tablets electrónicas ha permitido que niños cada vez más pequeños puedan aprender a manejar ordenadores, adquiriendo competencias que sin duda son cada vez más importantes a todos los niveles. Aprender los fundamentos de la programación, aunque sea de forma adaptada a niños de menor edad, podría abrirles las puertas a otras salidas laborales en el futuro.

También pueden ser útiles para el estudio tradicional. Atrás quedan los días en los que había que recortar enciclopedias para hacer los trabajos de clase, y ahora los niños y jóvenes tienen a su alcance una inmensa cantidad de información. Otros gadgets como los asistentes activados por voz permiten acceder fácilmente a contenido educativo multimedia, como podcasts o tutoriales educativos, o incluso hacer preguntas directamente al asistente virtual.

Encontrando el equilibrio

Como en todo, lo importante es encontrar el equilibrio en el tiempo destinado a las nuevas tecnologías. Los robots y dispositivos electrónicos jamás podrán sustituir los encuentros cara a cara, como el compartir horas con los compañeros o el acudir a clase de forma tradicional. Sin embargo, pueden ser una buena alternativa para aquellos jóvenes en zonas de difícil acceso a la educación, o en momentos concretos como la reciente pandemia por coronavirus.